El norte de Chile se remeció este
martes con un fuerte terremoto y, sin embargo, la destrucción que produjo en la
infraestructura fue bastante menor en relación a su magnitud: 8,2 grados en la
escala de Richter.
Las imágenes del palacio
presidencial de Haití desplomado después del terremoto de 2012 o, más atrás, de
Ciudad de México hecha ruinas en 1985 llevan a preguntarse cómo es posible que
en Chile eso no ocurra cuando vive sismos más fuertes. O al menos no en esas
proporciones.
La respuesta es clara: hormigón
armado, disipadores de energía y estudios de suelo exigidos por una normativa
muy estricta, que con muy pocas excepciones suele cumplirse.
En el "país más sísmico del mundo" rara vez se desploma un
edificio.
En el terremoto del martes
murieron seis personas, solo una por aplastamiento.Y en el fuerte sismo de 2010, en
el que perdieron la vida más de 500 personas, la mayoría de las muertes fueron
causadas por el tsunami que le siguió.
En Alto Hospicio, una de las
localidades más afectadas por el sismo del martes, el municipio estima que unas
2.000 viviendas presentan daños estructurales de distinta gravedad. Al menos un
60% son viviendas sociales, cita el diario chileno La Tercera.
"La norma asegura que en
Chile las estructuras mantengan una resistencia tal que permitan salvar vidas
humanas, pero no obliga a que no sufran daños” arquitecto Jaime Díaz, profesor
de la Universidad de Chile.
¿Cómo se hace?
Las normas de construcción son
fundamentales. Exigen uso de materiales y estudios que encarecen mucho la
construcción, y aun así, como se demuestra sismo tras sismo, parecen
respetarse.
"Es impensable construir,
por lo menos en zonas urbanas, sin atender al cuerpo normativo legal” el
presidente del Colegio de Arquitectos de Chile, Sebastián Gray.
"Chile ha sufrido terremotos
tan devastadores que también eso, de alguna manera, impacta en la conciencia
colectiva en el sentido de que más vale cumplir ciertas normas", agrega.
Los expertos coinciden en que una
clave está en la estructura de hormigón armado y acero, suficientemente
flexible y resistente para dejar que el edificio se mueva, se balancee y no se
caiga.
El arquitecto Díaz explica que
las construcciones modernas, además tienden "a incorporar elementos como
los aisladores y los disipadores sísmicos que permiten que el movimiento de la
tierra no se transmita al edificio y, si se transmite, que esa energía sea
absorbida".
"En el fondo, el terremoto
es una cantidad enorme de energía que se traspasa a las construcciones. Si no
tiene modo de ser disipada, termina destruyendo todas las estructuras",
precisa.
Otro elemento crucial es el
estudio del suelo para que los cimientos sean los adecuados. "A cada tipo
de suelo corresponde un cálculo específico para el tamaño, forma, profundidad y
resistencia de las fundaciones", explica Gray.
"Es un análisis muy
especializado que garantiza la estabilidad del edificio", agrega.
Iquique
Las normas chilenas prevén tres
tipos de terremotos en función de su intensidad.
Para los "moderados",
las construcciones deben estar preparadas para moverse y volver a la posición
original sin daños. En los "fuertes", como el del martes, se aceptan
pequeñas fisuras y deformaciones, a lo sumo.
Finalmente está el terremoto
"severo", como el de 2010, el quinto terremoto más fuerte del que se
tiene registro, que aunque hará daños de consideración que tal vez no se pueda
reparar, no causará un colapso.
Los peores de los últimos años
fueron el del Chillán de 1939 (grado 8,2), que dejó más de 5.000 muertos; el de
Valdivia de 1960, con magnitud 9,5, el más potente registrado en la historia y
que dejó casi 2.000 muertos; el de Algarrobo de 1985 (7,8) cuyo balance de
víctimas fue 180. Y el de 2010, de magnitud 8,8 dejó más de 500 fallecidos.
A la lista hay que añadir el del
martes, que se sintió con gran intensidad en la ciudad Iquique, donde la
arquitecta Godeliver Arriagada, encargada regional de planificación para el
ministerio de Vivienda y Urbanismo dijo que "no se desplomó ningún
edificio".
Según Arriagada, después de una
revisión preliminar de los daños y antes de las inspecciones en profundidad que
requiere el caso, hay algunos edificios con su estructura afectada pero son de
construcción anterior a 1985.
"Hay que salir a
inspeccionar y ver el resultado, pero diría que el 98% de las construcciones en
Iquique están paradas y están bien (…). Lo que hay que ver es el interior, como
Alto Hospicio, que no sabemos qué pasó porque la carretera está cortada".
Aprender de cada terremoto
Arriagada explica que la
normativa sísmica es revisada constantemente, en especial después de un gran
evento. El terremoto de 1985 llevó a publicar una estricta regulación que fue
puesta al día y profundizada en 1996, 2009 y también en 2010.
El ingeniero Ricardo Guendelman,
experto en análisis sísmico de edificios, explica que tras cada terremoto se
estudia lo que no ha funcionado y lo que requiere mejoras.
"Si un edificio se dañó de
consideración y al de al lado no le pasó nada, es porque algo falló",
comenta. "Cumple la normativa en el sentido de no haberse caído, pero un
perito debe determinar por qué se dañó, si es que estaba mal calculado".
En concreto, en 2010, "todo
lo que mostró algún tipo de falla, se estudió través de juntas de ingenieros,
mecánicos del suelo y toda la gente relacionada con la construcción",
afirma Guendelman.
Con todo, los expertos se
muestran confiados en que las más modernas construcciones de Chile están
preparadas para resistir lo que pueda venir, salvo que se trate de un
cataclismo de magnitud superior a 9 y mucha intensidad por la cercanía.
Eso deja a Chile como un país
construido a prueba de terremotos y hace preguntarse por qué en todo el mundo
no es igual. Para responder, un indicio: es muy caro. Fuente BBC
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