El fallo de la Cámara V en lo
Contencioso Administrativo Federal, conocido el 23 del mes pasado, devolvió
algo de sentido común al bochornoso episodio relacionado con el Monumento a
Cristóbal Colón que está detrás de la Casa Rosada. De acuerdo con ese fallo, la
estatua seguirá en su emplazamiento, hasta que se dicte la sentencia sobre el
fondo de la causa.
Como se recordará, el Poder
Ejecutivo Nacional había presentado una apelación para pedir la nulidad de la
cautelar que impide el traslado de la estatua. Las tareas de remoción habían
sido frenadas por el recurso de amparo presentado por las ONG patrimonialistas
Basta de Demoler y Salvemos las Estatuas, al que se sumaron también varios
representantes de la colectividad italiana. El recurso de amparo recaló en el
Juzgado N° 12 en lo Contencioso Administrativo, pero como éste está vacante y
es subrogado por un juez diferente cada mes, esa rotación impide que se le dé
el seguimiento que merece el tema. Ahora, según denunció la presidenta de Basta
de Demoler, María del Carmen Usandivaras, se dio intervención a la Comisión
Nacional de Museos, Monumentos y Lugares Históricos, con lo cual un organismo
que depende del Poder Ejecutivo Nacional deberá ser el que juzgue al demandado
PEN en el expediente.
En tanto, la estatua yace
acostada en la plaza que lleva su nombre, junto al pedestal sobre el que estuvo
montada, para facilitar las tareas de restauración a las que es sometida. Es
curioso cómo el gobierno nacional se muestra tan interesado ahora en este
rescate, a cargo en la actualidad del escultor y taxidermista Domingo
Tellechea, convocado por la Universidad Nacional de La Plata para dirigir los
trabajos que sobre el monumento realiza un grupo de escultores y un equipo de
la Facultad de Bellas Artes de esa casa de estudios. Su primera intención había
sido, en junio pasado, enviar una grúa para desmontar todo el monumento y
reemplazarlo por otro de Juana Azurduy, donado por el gobierno de Bolivia a la
Argentina, y desterrar el de Colón a la ciudad de Mar del Plata.
De a poco se va descorriendo el
velo de mentiras que desde el Gobierno se tejió sobre toda esta operación. Esta
restauración sería la segunda en cinco años, ya que, entre fines de 2006 y
principios de 2007, fue el Gobierno el que pagó ese trabajo, cuando se
reacondicionó todo el entorno de la Casa Rosada. En ese momento, también los
expertos a cargo de la tarea habían desaconsejado el desmantelamiento del grupo
escultórico.
La estatua del descubridor de
América es hoy testigo mudo e involuntario de una decisión unilateral y
caprichosa, tomada con un profundo desconocimiento de la historia de la
Conquista o, lo que es peor, un enorme desprecio por el respeto que se le debe
a un patrimonio que no sólo representa a los porteños, sino a los cientos de
miembros de las colectividades italianas. El Monumento a Colón, vale la pena
repetirlo, fue donado por la colectividad italiana para el Centenario de la
Revolución de Mayo, como símbolo de fraternidad.
Es lamentable que, cien años
después, para aceptar la donación de otro pueblo hermano, se deba destruir lo
que pertenece por legítimo derecho y tradición a toda la sociedad argentina.
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